Termina otro de esos viajes que dejan huella en la piel. Los que cada mirada, cada gesto, cada sonrisa y cada drama penetran para siempre. De esos que te hacen crecer como persona, aprender, sentirte pequeña e impotente y descubrirte fuerte, porque…¿cómo atreverse a ser débil ante esta gente que, día a día, luchan sin desfallecer, hasta el infinito, por seguir sonriendo y sobreviviendo? Nos creemos salvadores del mundo y ¡¡tenemos tanto que aprender de ellos!! Sus sonrisas infinitas ante la nada, su felicidad pese a todo, su agradecimiento eterno a cada uno que les abraza… Si nos ensenaran a mirar otros horizontes, el mundo seria distinto.
Gracias infinitas a este país, a sus gentes, al MEP… a cada uno de los que de un modo u otro habéis estado presentes en este apasionante proyecto.
¡¡Gracias a la vida, que me ha dado tanto!!